lunes, 22 de marzo de 2021

17:41

Hoy hace 17 años, a esta hora, tu mamá se metía a bañar y alistarse para ir a ver al doctor.
Una noche antes te habías anunciado, pero ella te pidió que te esperaras, no era nada Schön que llegaras en medio de la madrugada. Y le hiciste caso.

Un rato después, nos salimos bien dispuestos con la famosa maleta hecha, con el Tango a cuestas, y la neta sin saber qué venía después. Nuestras vidas cambiarían para siempre ese día.


Más o menos a las 11:00 llegamos a GNP en satélite para la consulta.
El doctor, bien docto nos dijo: "nos vemos en el hospital". Lily y yo nos volteamos a ver con estupor; entre alegría, susto, y esas ganas rabiosas de ya verte y conocerte.
Afuera en el estacionamiento ya estaban tus abuelos, tu tía y tu abuela; y ahí les entregamos a Tango, nos sacamos unas fotos, nos echamos unas porras, y emprendimos el camino al hospital.
Había trafiquito de lunes, el peri siempre bien cargado, y el sol, el solazo de primavera del medio día nos daba con todo.

En el hospital todo fue rápido: firme aquí, firme acá, espérese un momento, deme chance, a ver, pásele por acá... y estábamos en la habitación.
Entre que tú ya venías saliendo y que la naturaleza toma siempre su curso, las contracciones en tu madre iban en aumento. Una enfermera entró y vio que la cosa ya estaba más ruda, porque tu mamá ya estaba enojada del dolor. Eran como las 3 de la tarde.

Entonces le aplicaron una inyección y unos sedantes, y de repente, todo fue felicidad. "Síiii  bai, todo bien, uyy síii..."
Se la llevaron.

Y ya sabes, yo aprovechando pensé en echarme un sueño. Digo, "en lo que me llaman".
Corte a "venga. Póngase esto. Espere. Venga. Camine. Por acá. Pase. No toque. No se mueva".
Y que aparezco en el quirófano.

La luz de la tarde, esa mi luz favorita de toda la vida llenaba el espacio. El mágico momento en que los fotones acarician la piel y todo es de oro, todo es más bonito. Eran las alrededor de las 5:30 PM.
"No se le acerque, no toque nada".

"Hola Lily". Ella namás me sonrió porque estaba brillando en el papel de ingrediente principal.
Yo ya no sentía ni tenía miedo ni nada. Como en todos los momentos decisivos de mi vida, en ese instante había esta certeza de que todo saldría bien, y que era cosa de que pasara. Atrás quedaron los nervios, el miedo y lo demás.
Y que empieza el parto.
"EMPUJE".

Nada.

"A ver, otra vez. EMPUJE".

Y nada más se cansaba tu mamá.


"Vamos a intentar un push. Señora, le presento a mi socio, el doctor Mengano... ah sí, mucho gusto".
"Bueno, 1-2-3 EMPUJE..."

Y entonces tu mamá pujó, el doctor aplicó el push... y que sales.

El hombre este bien docto todavía dijo mientras te daba una vuelta tomándote de los pies y torso "Circular de cordón, la volteamos.." y tú hiciste ese gruñido tan especial, bastante molesta porque te sacaron.
Cuando te entregaba a los neo natólogos, sucedió: nos vimos. Y a partir de ese momento, mi vida cambió para siempre.

Me empujaron fuera de quirófano en muy mal pedo y ya no supe más.
Pasaron muchas cosas después, todo el mundo repite una y otra vez su ángulo de la historia, y todos terminamos diciendo lo mágico y chipocludo que fue ese día.

Corte a


Felices 17.


Es una feliz coincidencia que sea lunes también hoy. Y que a las 17:41 sabemos que brillará el sol de la misma forma que hace 17 años, y que los fotones nos acariciarán de esa manera el alma, y la tarde será tan brillante, tan optimista, tan magnífica como la vida misma.

Y que en esa cinta que es el tiempo, en algún momento, en algún lugar, irá ese Tsuru guinda con tu madre, tu abuela y yo, encaminados a conocerte. A verte llegar, y recibir toda la luz que nos trajiste, toda la claridad y definición que trajo tu vida a las nuestras. Que sea siempre, que todos los caminos se abran y los obstáculos se derrumben. Que aprendamos siempre, y no perdamos las ganas de hacerlo.


El mundo es tuyo corazón.
Te amo.


Por siempre, tu peluche padre:
Carlos Alberto Estrada Sánchez.





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