lunes, 9 de julio de 2007

Desde la referencia.






¿Cuántos días ha que aventé todo de lado?
Desidia.
Ataduras dizque laborales.
Días interminables enfrente del teclado.
Frilanses dentro del frilans.


Pareciera que la musa me ha abandonado.





Mentira. Sigue ahí, pero ahora me doy cuenta que esto de expresarse es como ordeñar una vaca. Existe la suerte de pricipiante. Llegas y ordeñas sin mucho esfuerzo ni técnica. Además, sin tanto estrujar la ubre las cosas salían y salían, gran chorro verborréico y creativo. Las ideas, más rápidas que el mismo pensamiento algunas veces -ea, qué pedo- no dejaban de brotar.


Sensación petrolera a principio de los 70, pero en el tema idiótico.


"Esta lucha ya la gané" pienso a ratos. "Ya por fin metí el orden, o bueno, al menos puedo controlar mis ímpetus creativos, y despertarlos on demand..."


¡Ah chinche mercenario de las ideas, pixel pusher "con experiencia", creativo sr. de lengua floja! ¡Qué poco sabes tú de libertad!


Una cosa es despertar "on demand" al mostro. Saber qué decir en presencia de cada cliente. Posturas, dengues, favores con los ojos, twitches, ticks, palabrejas como "valor", "equilibrio", "no te preocupes", "ya entiendo", "perfecto". A huevo.


Acción-reacción pura.
La zanahoria está ahí puesta. En este momento dorado de mi vida es cuando menos trabajo me cuesta obtenerla. Casi como brincar con garrocha los 3.10 m.


Y ¿qué cuando estoy aquí solo? Dizque encuerado de toda pretensión y facha.
¿Qué cuando puedo ser creativo a placer?



Pos eso. Meses sin siquiera una línea. Hueva galopante. Desidia. Pretextos.
Proyectos abortados que se me vuelven granos en la cara. Y me lleno de vergüenza.



"Pero la vergüenza es buena" atájome yo.
¿Qué habría sin la capacidad de reflexionar? De replantear.
De intentarlo de nuevo.


Seríamos todos como el pinche perro que vive en mi casa, que comete faltas directamente proporcionales a la intensidad de las tundas que le aplico. Lo malo es que cada vez son mayores; los destrozos y las madrizas. Chale.



Como canicida en ciernes y novato bautizado, regreso a ese asunto...
Sepa dios si lo que sigue es la carta de declaración de mi auto-burocrtización o un post leíble o digerible.


Eso sí, lo tomaré con calma.
Mejor no.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo más importante -el interruptor básico: la vida- ya está activado.

Un maestro Zen decía que la flecha siempre da en el blanco porque para eso es una flecha. Aunque esté enfundada en el carcaj y aún no le llegue su turno.

La cosa es aprender a ser BUEN arquero. Porque ya estoy en la escuela; ahora a ver qué hago.

Aquel pastor que tiraba piedras a la luna nunca la alcanzó. Pero luego se enfrentó con un tipo bastante más grande que él, y lo tumbó de certera pedrada.

Práctica. Paciencia. Pedrada. Premio.

No sé si sea una buena filosofía, o una mala alegoría. Pero funciona.